Km: 499
Mientras desayuno opíparamente (procuro que sea la
comida fuerte del día) oigo una musiquilla de nenitos y aparece un tipo con un
disfraz de ardilla, como de la Disney, repartiendo globos. Al parecer, es la
mascota de la cadena hotelera. Me imagino la escena unos minutos antes:
--Olaf, hay niños en el comedor. Te toca.
--pero... ¿no podría ir Sven? Tengo que revisar
las cuentas y...
--Olaaaaaaf.
--Vale, vale, jefe. --y Olaf se encasqueta el
casco de ardilla.
Varios nenitos se van con su globo pero uno, más
insistente, se le pega como una lapa, incitando al hombre-ardilla a bailar. La
musiquilla suena unas 40 veces, y el nenito no se cansa. Olaf baila que baila,
aunque he visto gente enfermar de botulismo con más alegría que el pobre Olaf
bailando.
Bajo los bártulos y antes de cargarlos sobre la
moto observo que ya le he hecho unas rayadas al precioso depósito que tiene.
¿Una tontería? Preguntad a mis nuevos amigos del grupo de facebook w800spain,
ellos saben la punzada de dolor que eso produce. Yo ya sabía que le iba a meter
5 años encima con este viaje, pero quería que fuera ella quien me acompañara.
Las hay más ruteras, más cómodas, más rápidas, mas... pero no hay ninguna como
la w800. La trato con sumo cuidado, pero el cansancio va haciendo mella y seguro
que empezaré a cometer estupideces. Tengo que estar más atento.
De momento, aún luce... |
Enfilo camino a Copenhague, pretendo hacerlo a
través del espectacular puente que une la Dinamarca continental con la isla
donde se ubica la capital. Finalmente llego al puente, absolutamente
espectacular, inmenso, monumental. Monto mi cámara de casco para gabar en vídeo
el evento, aunque al engranar primera prefiero olvidarme de que estoy grabando
y disfrutar del momento, me pongo a 80 por hora y la moto sube orgullosa el
empinado puente con su habitual ronroneo. Nuestro gran momento. Solos ella y
yo.
Ya en el puente, empieza a soplar un fuerte viento
del norte, tremendamente frío. Me detengo en la siguiente área de descanso para
ponerme la primera capa de la chaqueta, esto empieza a ponerse serio. Atravieso
un túnel bajo el mar, impresiona saber que encima tienes el océano, para llegar
a un nuevo y espectacular puente que une Dinamarca con Suecia. De nuevo
disfruto a solas de la experiencia, que ni el fuerte viento consigue frustrar.
Suecia me recibe de mala gana, con un viento
racheado que sopla con muchísima fuerza y un cielo encapotado y gris. Por
suerte, no llueve. Disminuyo mi velocidad de crucero a un ritmo que me permita
mayor seguridad, el viento me desplaza en ocasiones un metro y medio de lado a
lado. Con todo este equipaje, parece que lleve desplegadas la mayor, génova y
foque a todo trapo. Sin embargo, compruebo que la estabilidad de la moto, aún
con estas rachas, es excelente; seguro que su bajo centro de gravedad y su
longitud de vias ayuda. A 100 km/h, el camino se hace mucho más largo, pero
soportable. El frío empieza a atenazarme, así que decido detenerme a reponer
fuerzas.
En el área de descanso hay un McDonalds, los hay a centenares, uno en
cada área, es imposible esquivarlos. Mientras hago mi pedido, una hermosa sueca
me pregunta si quiero no-sé-qué. Pongo mi mejor cara de interrogante, así que,
sin parar de hablar, hace un gesto con la mano, como si agarrara algo, y de
pronto empieza a sacudir la mano arriba y abajo. Sin dudar un momento le digo
que sí, que quiero una de esas. Aun estando seguro de que estoy
malinterpretando algo, quiero saber como acabará todo. Además, la profundidad
de sus ojos azules me está poniendo nervioso. De debajo del mostrador saca una
bolsa de papel, la deja en mi bandeja y ahí termina todo. Me siento,
observando disimuladamente a los otros poseedores de bolsas de papel para saber
qué uso debo darle. Veo un muchacho que hecha sus patatas fritas en la bolsa, y
un sobre de algo que supongo algún condimento. Cierra la bolsa con una mano y
empieza a sacudirla arriba y abajo. Así que era eso... mi gozo en un pozo. Otra
vez eso de las similitudes y las diferencias. Hay que ser prudente y no dejarse
llevar por el entusiasmo.
De nuevo en ruta, tengo que decidir si voy a Goteborg
o a Estocolmo. Mirando el cielo, está negro en oriente y aclarando en
occidente. Decidido: Goteborg. Es además el camino más corto hacia la ruta por la que
pretendo subir al Cabo Norte y ya voy con cierto retraso. No tengo
una ilusión especial por visitar la ciudad, lo que más me apetece es una ducha
bien caliente para quitarme el frío de encima, pero quiero pasar esa noche en
un hotel de gran ciudad, porque probablemente no volveré a ver ninguna
población que merezca tal calificativo hasta dentro de dos semanas.
Encuentro un hotel que se llama como mi madre, así
que es el elegido. Al bajar de la moto, se me acerca un sueco que paseaba por
allí y muy amablemente me informa que el lugar donde he dejado mi moto es para
coches, y que en toda la ciudad, las motos sólo pueden aparcarse en los lugares
señalizados. La multa por infringir tal norma asciende a más de 80 euros. Me
queda claro que no es un policía, es sólo un sueco que está paseando con su
mujer y su bebé. En todo momento se muestra amabilísimo, a pesar de todo no me
queda claro si me está diciendo que soy un bárbaro sin civilizar, y me abronca
como si me estuviera meando allí mismo o si realmente está preocupado por mi
economía. Creo que eso nunca se sabe con los suecos.
Compruebo con horror que la bolsa sobre-depósito
está mal cerrada. He perdido mi cámara de fotos. Recuerdo haber sentido un
golpe en la pierna, en algún momento, en la autopista. Pensé que sería algún
objeto empujado por el viento, pero era mi cámara. Me quedo estupefacto cuando
la veo metida entre el tubo que une los escapes y la cadena. Mi cámara está
ahí.
Ahí estaba. Menudo pastiche he armado |
Mi moto me ha recogido la cámara cuando se me cayó, hará unos 70 km. La
funda protectora se ha fundido en parte sobre el escape izquierdo, y la cámara
está caliente como si la hubiera sacado del infierno, pero funciona. Sólo la
pantalla ha quedado dañada por la alta temperatura, y ahora tengo la mitad del
visor en un precioso color sepia. Una nueva estupidez, corro el riesgo de
arruinarme el viaje si dejo que el cansancio me nuble el entendimiento.
Me temo que
hoy he conocido el verdadero significado de la palabra suerte. ¿O tal vez tengo
realmente una compañera de viaje que me ayuda?
Hasta ahora, este viaje ha sido como la marcha de
aproximación de un 8000. Goteborg es el campamento base. Mañana parto hacia el
campamento 1, en algún lugar de la E45, en el primer avance hacia la cumbre.
Mañana empieza lo bueno.
Leo con alegría que sigues con humor y éso es de agradecer, hay momentos en los que me gustaría disfrutar de la moto como tú y otros , más duros, en los que te admiro aún más.
ResponEliminaSeguro que la próxima vuelta por mi isla me acordaré de las sensaciones que describes y trataré de consolarme.:-)
Estoy pillado a estos relatos. Resulta que tengo un buen amigo que, además de ser un aventurero dicharachero y excelente guitarrista, es además un notable escritor. He leído libros de más de 30 euros mucho peores y aburridos que estás columnas.
ResponEliminaCuando regreses, Ricard, deberíamos replantearnos quién debe ser el autor de las letras de nuestras canciones. No podemos desaprovechar tanto talento literario!
Cuida't molt nano. T'estimo tio!
Joan
Ola K ace Ricard. Sin duda he de reconocer que aunque te conozco desde hace 35 años, cada día me sorprendes con algo nuevo. Eres un ilustrado de los idiomas o cuanto menos de los recursos. Tio, esto es muy internacional. Yo diria que casi paranormal. Bueno, Internacional paranormal. Y lo de la cámara. Eso si que ya es mantener la tradición. Que sería una salida bien sin perder la cámara. Pero fijate, si eres positivo todo te ayuda. Y te veo así, positivo. Y la moto y todo te ayudaron. Tu, perder, perdiste la cámara, pero la vida a traves de la moto te la devolvio.
ResponEliminaPor cierto, este viaje es tuyo. De nadie más. La verdad es que el blog es fantástico y lo estoy viviendo. Estas armando una de buena. Pero que esto no sea una carga para ti, tio. No estas obligado a contestarme. Puedes no escribir. Ignórame si te apetece. Es tu viaje, vale.
Por último, el párrafo de antes de ayer en el que filosofabas....no lo pierdas. Vas bien Ricard. Los problemas, la vida al fin, todo se ve mejor con un poco de distancia. Sin hacer falta coger la moto e ir al Cabo Norte. Lo que ya sentiste y más que sentiras, eso, eso lo tienes que ver y trasladar a tu vida real. Tomar un poco de distancia cuando es necesario y conectarte a la vida. El aqui y el ahora. Sigue describiendo tus sensaciones al respecto.
Por cierto, para ir al Cabo Norte no dejes de dirigirte hacia el Norte. Tu Norte.
Un viaje es una vida vivida.
Una abraçada tio
Xavi
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ResponEliminaNens, em fareu plorar entre tots... que potencial tenéis en materia sensible!, porque no la ponéis en marcha más a menudo?. Vale que seáis más pragmáticos que el sexo débil, esta muy bien tener un contrapunto que equilibre los dos sexos, pero es que esto mola mucho... estas muestras de afecto, así a pecho descubierto... de verdad, que gozada!.
ResponEliminaRicard, que puedo decirte que tu ya no sepas?... la que estás liando!. En cambio, estoy totalmente de acuerdo con Xavi, este es tu viaje, y conociéndote, por lo menos un poquito... también yo estoy sorprendida, lo mejor que podrías hacer es no leer ninguno de nuestros comentarios, mejor lo haces a la llegada, no te parece?
Nen, ya lo sabes TECHIHHILA
Marta, a veure si ens fas una trucada i quedem una estona. No tenim el teu mobil. Xavi
EliminaYa en tierras suecas, no tardan en aparecer las primeras denuncias de civilizados ciudadanos suecos, que ven amenazada su tranquila vida por bárbaros del sur. Comienza a circular por Francia y Dinamarca el retrato robot que describe a un hombre calvo, de mediana estatura, vestido de negro y que va en moto. Se lo acusa de violaciones, sinpas varios, accidentes en autopista y muerte de animales Los pobres suecos ni se imaginan que circula por sus plácidas y limpias calles. El primero en denunciar es un hombre que trabajaba de animador infantil para una cadena hotelera. Cuenta que mientras divertía a varios niños bailando una estúpida canción infantil, se abalanzó sobre él un hombre vestido de motero, que con su charrasca en mano lo sodomizó sobre el asiento de su moto, al grito de AMO LAS ARDILLITAAAAAAAAASSS. Su traje holgado no impidió que su esfínter quedara de un tamaño tan grande que por allí se le veían las amígdalas. Fue internado de urgencia. Los testigos relataron "Yo pensaba que era parte del número, los chicos aplaudían y parecía gustarles", una rubia de pelo largo dijo: "Nunca había visto una charrasca tan enorme, y miren que me comí unas cuantas..." Algunos de ellos vieron al violador intentar sacar fotos del hecho, pero comentan que se le cayó la cámara, y viendo que una multitud se agolpaba en plena calle a ver su "numerito", guardó su charrasca y partió raudo, haciendo los cuernos con su mano izquierda, en el camino aplastó un caniche blanco, para estupor de su propietaria que se quedó sólo con la correa en la mano. Una risotada siniestra retumbó en las calles de Goteborg...
ResponEliminaAl poco rato en otra zona de la ciudad aparecieron dos cadáveres, eran matrimonio y aparecieron degollados en una zona de aparcamiento de coches, en el lugar del asesinato, sentado en medio de un enorme charco de sangre, el hijo de la pareja repetía una y otra vez: "Aqui no se puede aparcar una moto"
Al encontrar al niño, la policía supone que al asesino le enterneció la rubia cabellera del niño y decidió no matarlo, solamente le arrancó un bracito a mordiscones. La poliicía danesa alerta a sus colegas suecos que algo tremendo está pasando, hay que parar a este tipo de la moto. Una empleada de ojos azules de un McDonald dice haber visto al motero que atemoriza a Suecia. Dice que en apariencia era normal, pero con un pedazo de disfraz de ardilla pegado con sangre en su chaqueta negra, se tomó una hamburguesa, meo dentro de la bolsa que tenía la salsa, y que al encontrar "casualmente" una mosca en dicha salsa, salió del establecimiento a los gritos y negándose a pagar la cuenta. Todos estos testimonios fueron amablemente traducidos del sueco por un español que trabaja en este McDonald de Goteborg. Es un ingeniero aeronáutico que trabaja allí de "limpia mesas", y que al escuchar el rumor que el extraño hombre de la moto podría ser español, declaró: Pues no me extraña nada, en España hay mucho chiflado!!!
Mientras tanto en España los titulares de los diarios no paran de dar noticias sobre el misterioso motero, el diario El País titula: El motero asesino forma parte de la trama Gurtel, mientras que el ABC en su cabecera decía: Los asesinos en moto, culpa de ZP. Continuará....
Joder con el motero loco ese... acaso me está siguiendo? No puedo ser yo, porque yo no le quité el traje de ardilla despues de la sodomización...
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