dimarts, 13 d’agost del 2013

Nota del motero:


Ya llegué a casa, sano y salvo. Llegué el jueves día 8, de madrugada. Tras un fin de semana disfrutando de la compañía de Marta y un par de días reincorporado al trabajo, me pesa el no haber terminado el blog de mi viaje, así que he decidido contar cómo terminó, siguiendo el mismo formato que los días anteriores. No es que haya mucho que decir, pero no me gusta que quede incompleto. Cuando lo finalice, quiero escribir un epílogo, sin ninguna revelación trascendente pero si algunas reflexiones. También tengo previsto editar un par de breves vídeos sobre el ascenso y regreso de una w800 al Cabo Norte. Solo entonces podré dar por terminado el viaje.

4 comentaris:

  1. ánimo; ahora soy un lector anónimo; quizá deje de serlo en el futuro. De moment, moltissimes gràcies per compartir-ho. Jabu.

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  2. Hola anónimo! Justo en estos días en que las cosas se me están complicando, salgo a pasear en moto bajo esta luz invernal que tanto me recuerda a la del lejano Norte y todavía recuerdo mi viaje. A veces cierro los ojos en casa y me siento allí de nuevo, libre, rodeado de silencio y recorriendo sus solitarias carreteras.
    Dejé de lado el vídeo que tenía intención de publicar, con la eterna intención de terminarlo, pues como ya dije, siento que el viaje no habrá terminado hasta que lo publique, aunque ya no quede nadie para verlo. Pero tu mensaje me ha infundido nuevos ánimos y pienso ponerme a ello. Precisamente por eso, para compartir las imágenes y la música que me acompañaron entonces.

    Gràcies per llegir-me!

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  3. Hombre, Boticario ha contestado!  :-)  Ese detalle me anima a mostrarme. Si con 52 tacos no se despelota uno cuando le viene en gana preocupándese más del qué dirán, mal vamos. Me llamo Juan, o Joan, como prefieras. Podriam parlar català, pero respeto y aprecio tu decision, expresada al principio de tu escrito, de usar castellano como idioma común a todos tus posibles lectores. Un ejemplo más, entre los miles que suceden cada minuto en toda Catalunya, de que la venesonsa falsedad que algunos han esparcido por España es eso, falsa y venenosa. Conste que soy andaluz y que votaré Sí-Sí. Pero en fin, eso es otra historia.

    Ruego perdones si se me cuela algun error tipográfico, pues escribo desde un pequeño tablet mientras velo a mi madre en la planta 7 del hospital local. Son las 22:40, y "tenim mala peça al teler": La iaia está muy malita y hay que estar ya las 24 horas con ella. De hecho fué hace dos noches que descubri tu blog y lo devoré entero de punta a punta en una noche, aqui, en la habitacion del hospital (ei, ahi es nada, wifi gratis mejor que la de mi casa, hurra por el hospital!).

    Soy motero, o asi me gusta pensarlo, pues cuando veo o leo lo que han hecho otros, no se si merezco el calificativo. En fin, que voy en moto, me gustan las motos y leo con fruición todo lo que huele a viaje en moto. Descubri a Ted Simon hace unos años por casualidad. Nunca antes ni despues he vuelto a ver referencia alguna, hasta que vi en tu historia como lo refrias tu con toda naturalidad. El primer libro fué genial, fresco como tu relato, solo que por todo el mundo y durante cuatro años :-) No te sientas mal, tu relato me ha emocionado casi tanto como el de Ted. Aprovecho para hablarte de otro autor que quizá conozcas: Robert Pirsig. Escribió, que yo sepa, solo dos libros. "Zen and the art of motorcycle maintenance" y "Lila". No es motero, sino filósofo. Un filósofo americano que debe rondar los 80 si aun vive en su exilio voluntario en Suecia. Como digo, no es motero, pero toca el tema porque el primer libro se desarrolla al hilo de la historia de un viaje, un viaje en moto que hace, con su hijo de 10 u 11 años, cruzando casi todo EEUU de este a oeste. Es una historia real que sucede, calculo yo, en la decada de los 60. Fue mi primera gran lectura sobre los viajes en moto (y sobre muchas otras cosas que ahora no vienen al caso, y que puedes barruntar con solo buscarlo en internet).

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  4. Me sentí un bicho raro, infantil y caprichoso, cuando a los 50, va mi mujer -antimotos donde la haya- y me dice "anda, comprate la moto y déjame en paz de una vez"... Se intuye que llevaba yo años, de mil formas sutiles pero como gota malaya, pidiendo "yo quiero una moto, yo quieto una moto,..!". Tanto se me notaba?  En fin, que me agencié mi Sporster 1200 XL Custom de segunda mano :-) y :-) . Y soy más feliz que un xinxol (!) Llevaba 22 años sin tocar una moto. No me daba miedo, me daba auténtico pavor. Pero nada, lo tenia que hacer. Contraté unas prácticas en la autoescuela, pasé por el cursito de conducción segura que monta Honda en Santa Perpetua (muy recomendable). Y me lancé al asfalto, un viernes por la tarde en la calle Calvet y cuesta abajo!  Hace ahora 2 años, y sigo feliz como una perdiz. Ya pueden venir preocupaciones, exceso de trabajo, presión, estrés... en cuando agarro la burra, la monto a horcajadas, miro el horizonte y acelero, se me quita todo. No tengo edad ni pasado ni futuro, solo un presente de gozo total. Si a eso se suma mi musica preferida sonando en el casco y un buen paisaje, ya es el éxtasis. Sí, reconozco que estoy enganchado. Y ademas no lo quiero dejar. Es peligroso, incómodo, pasas frio, te entran los bichos en la boca, algunos te miran mal, eres un mal ejemplo para los jóvenes.... Pero no lo pienso dejar.

    Cuando tuve moto de jovenzuelo, era poco mas que un medio de transporte. Tambien toqué el trial, pero poco, una Set Casas - Nuria fue lo mas remarcable. Mi medio para alcanzar el Zen en esa época era la bici. Salia mucho, principalmente solo. Lo pasaba bien con el club ciclista, yendo en grupo y eso... Pero lo que mas me iba era montar las alforjas, la tienda, el saco, y a la carretera. Asi hice algun viajillo. Unos dias por el Pirineo y una vuelta a  Castilla, en solitario, y una Sabiñánigo - Santiago de Compostela con un colega. Eso fue hace mucho, y los diarios que escribi (bloc, que no blog) y que todavia conservo, escritos en presente, sobre la marcha, se me antojan calcados, en estilo, a los tuyos. Alegrias y penas del viaje, averias, paisajes, sorpesas, dolores de barriga, encuentros con viajeros, la gnerosidad espontánea de la gente, pensamientos, miedos, anhelos, esperanzas... todo mezclado salia a borbotones. Mientras te leia, me sentia totalmente identificado. Por favor, acepta un poco de admiración y mucha mucha envidia. BIG THANKS.

    Me va lo retro, que le vamos a hacer, y aunque semjante viaje parece requerir a todas luces una maxitrail, o al menos, una trail, me ha encantado ver tu w800 rodando sin complejos por esos mundos plomizos enlodados y frios, pero brillante de gozo bajo el sol, cuendo el astro rey se dejaba ver, claro. Me gustaba y me sigue gustando mucho la Boneville, incluso la probé. Pero cuando probé la Harley vi que iba más conmigo la tranqulidad de tractor de la marca americana que el genio tipo ducati a la inglesa de la t100. No sabia que Kawasaki tenia un modelo practicamente igual -espero no estar ofendiendo a nadie- aunque luego he leido que el motor de la kawa tiene su propia historia. En cualquier caso, máquinas legendarias y emocionantes todas. Me pregunto que tienen esos bicilindricos gordos que emocionan tanto. A veces se me antojan équidos mitológicos de potents ancas, animales vivos con una fuerza colosal. Toda latiendo ahi debajo, a mi disposición. Toda fiel y entregada, solo a cambio de que yo la dirija con gracia y suavidad. Po-po-po-po, brrum-brrum-brrum-brrum,... Lo dejo, que me entra la vena cursi.

    A menudo paso cerca de tu pueblo camino de Cardona. Me encantaria conocerte y, quien sabe, dar una vuelta en moto y tomar unas cervezas. Te dejo mi mail por si lo quieres usar. Sin compromiso. Solo si tienes muchas ganas. Si se acaba aqui, como si no, encantado de haberte "descubierto", que la vida te de muchos más viajes y sabiduria para disfrutarlos y compartirlos.

    VVVVV's

    Afectuosamente,

    jabudia@gmail.com

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