Km: 160
Hoy debo terminar el tramo de carretera
que me quedó ayer por hacer. A causa de la climatología, he tenido
que cambiar mis planes. En un principio, debía llegar ayer a
Stavanger y hoy subir a su famosa Preikestolen, pero lo que haré es
una visita a la ciudad esa tarde y mañana subiré al afamado
mirador. Según dicen, mañana el tiempo mejorará, así que esta vez
el retraso ha jugado en mi favor. En principio, abordaba estos 160
kilómetros que me faltaban como una etapa de transición, pero en
este país no hay transiciones que valgan. El paisaje siempre merece
un vistazo y detenerse de vez en cuando. Las previsiones para esta
tarde son de lluvia, como no podía ser de otra manera, así que paso
la tarde en el hotel ordenando mis fotos, reordenando maletas,
secando ropa y echando una cabezadita para recuperarme del cansancio
acumulado.
Al atardecer, la lluvia remite lo suficiente como para
animarme a salir, de lo que no me arrepiento en absoluto pues
Stavanger es una ciudad llena de preciosos rincones. Su casco antiguo
se compone de bellas casitas de madera principalmente de color blanco,
lo que otorga a la ciudad un ambiente de cuento de hadas. Dejo que el
azar dirija mis pasos, como suelo hacer siempre que visito una ciudad,
y me pierdo pos sus callejuelas. Al anochecer, parece que la ciudad
va animándose, aunque para mi llega la hora de retirarme. Mañana me
espera el ascenso a la Preikestolen.
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