Recientemente ha fallecido una persona
que no lo merecía. Se llamaba Pep Bru Sala. No me siento autorizado
a llamarlo amigo porque no es que lo fuera en sentido estricto. Nos
perdimos la pista hace ya mucho tiempo, casi en la adolescencia. Sin
embargo, nos cruzamos varias veces por el camino y siempre sentí una
felicidad auténtica en esos reencuentros. A menudo tuve la sensación
de que esa felicidad era mutua, o tal vez solo fuera la capacidad de
Pep de hacerte sentir así. Por eso acudió tal cantidad de gente, y
tan variopinta, a su funeral. Reconocí a muchos de ellos: buena
gente, no tan buena y a auténticos hijos de puta. Eso me corroboró
la excepcionalidad de Pep. Hasta los cabrones se rendían a su
contagiosa vitalidad.
¿Qué tiene que ver esto con un ya
casi abandonado blog de un viaje en moto? Pues tiene, y mucho. La
muerte de alguien tan especial me puso de manifiesto la precariedad
de mi propia existencia. Eso me despertó antiguas urgencias
permanentemente pospuestas, entre ellas, finalizar el blog de un
viaje que fue para mi mucho más que eso, una imborrable experiencia
vital que me ha marcado en profundidad y que nunca he conseguido
explicar completamente mediante palabras. Así que me retiré unos
días al Pirineo y me propuse realizar un par de vídeos que resuman
mejor mi experiencia. Tal vez mediante la conjunción de imágenes y
música consiga extender las palabras y expresar mejor mis
sentimientos.
Para la realización del vídeo, no
elegí las fotos más bonitas como probablemente tampoco los mejores
clips de vídeo. Me repasé a conciencia todo el material y fuí
eligiendo aquellos momentos que marcaron pequeños hitos en el viaje,
aquellos que al visionarlos despertaron un recuerdo especial en mi.
El porqué revivo esos momentos o imágenes de ese modo tan especial
es un misterio para mi. Hay fotos que no recuerdo haber hecho, sin
embargo hay otras en las que revivo el momento como si todavía
estuviera ahí. Puedo regresar con tan solo cerrar los ojos. Esas
fotos son las que elegí. Por esa razón no esperes ver un gran
vídeo, sólo el vídeo de mis recuerdos.
Decidí dividirlo en dos partes, una
dedicada al ascenso y otra al regreso. La división no es casual,
sino que obedece a que en realidad se trató de dos viajes muy
diferentes. El ascenso fue rápido, tan rápido como las carreteras y
el clima me permitieron. Me concedí pocas licencias fuera del guión,
aunque las hubo y muy especiales, pero sentía una fiebre, una
urgencia por llegar antes de que cualquier contratiempo me lo
impidiera. Fue la adolescencia. Por contra, el regreso fue pausado,
caótico y relajado, dejándome llevar por cualquier cosa que llamara
mi atención. El objetivo se había alcanzado y sólo me quedaba
dejarme caer lentamente hacia el Mediterráneo, sin ninguna prisa por
llegar. Fue la madurez.
La elección de la música tampoco
obedece al azar. No tan sólo es la música que me acompañó durante
el viaje sino que me atrevo a afirmar que una de esas piezas fue la
causa principal de que decidiera emprenderlo. Se trata de “An
ending” de Brian Eno, que puedes escuchar en el fragmento que
dedico a Lofoten. Si escuchar esa música te deja indiferente,
entonces jamás podré explicarte qué fue para mi el viaje, jamás
entenderás como me sentí entonces ni cómo me siento ahora al
recordarlo. Si por el contrario sus acordes entran en resonancia con
algo tan insondablemente profundo en tu interior que notas que tus
ojos se humedecen sin tener ni puñetera idea del porqué, si sientes
como la épica y la melancolía te envuelven con cada nota, entonces
tampoco hace falta que te diga nada porque ya lo sabes. Eso fue el
viaje para mi.
An Ending.
He tenido problemas para colgar el segundo vídeo, de momento podéis verlo aquí:
Parte 2: el regreso
Finalmente, el recorrido, día a día.
Hola, acabo de finalizar de leer tu viaje a Cabo Norte, si te digo la verdad, me ha gustado mucho la forma de narrar todos tus sentimientos, pero he hechado en falta q al final, en un aparte, contases algo mas sobre tu W800, cosas mas técnicas, como consumos, gasto de aceite, neumaticos, algo.q se haya estropeado, bombillas, etc. Casi no mencionas nada al respecto en tus entradas, tan solo la suciedad, la cadena y poco mas. Te animo a q retomes el blog y nos cuentes cosas al respecto, y tambien cosas respecto al costo del viaje, para q los que aun no hemos podido realizar este sueño de Cabo Norte, muchas gracias.
ResponElimina¡Hola, tocayo! (me llamo Ricard también)
ResponEliminaMe sorprendió que alguien se hubiera leido el blog después de tanto tiempo... tres años actualmente es muuuucho tiempo. ¡Me alegra de que te gustara la narración! Además , debo darte la razón, porque me comí, intencionadamente, todos los detalles técnicos y económicos del viaje. Sin embargo, considero que es una cuestión importante para los que tengan planeado hacer un viaje semejante. Por suerte, en realidad si que conté al detalle todos los gastos, hasta el último céntimo, y en qué me había gastado cada euro. Es algo que hay que hacer en un viaje de este tipo o puedes encontrarte pidiendo la repatriación al consulado a poco que te descuides. Así que atendiendo a tu petición, haré una entrada en el blog comentando estos detalles.
¡Saludos!