dimecres, 23 d’agost del 2017

Intendencia

Con sólo cuatro años de retraso (ni en la Seguridad Social pueden hacerlo peor) y a petición de Ricky, un amigo lector, voy a detallaros la intendencia: cuanto me gasté,  en qué me lo gasté, problemas con la moto, neumáticos que calcé y todo eso. Como el tema en si me resultaba aburrido, me lo salté intencionadamente, pero como me apuntó Ricky, esa información puede resultar muy útil para quien se atreva a hacer el viaje al Cabo Norte, ya sea en una moto parecida a la mía o en cualquier maxitrail que se precie. Por suerte, conservé la hoja de cálculo en que guardé las cuentas. Imprescindible tener esta cuestión bajo control en un viaje largo.
Hay que tener en cuenta varias consideraciones:
  • Han pasado cuatro años, los precios y tipos de cambio pueden haber variado algo, aunque en esencia supongo que aún pueden considerarse equivalentes.
  • Mi moto es una Kawasaki w800, una moto de estilo neoclásico, en principio no pensada para este tipo de cosas. Su motor (bellísimo) tiene intencionadamente una arquitectura "clásica": eje-rey para la transmisión, bicilíndrico en paralelo, angulo de 90º... eso hace que en condiciones exigentes de autopista, altas revoluciones durante un periodo prolongado, su consumo de aceite se dispare. Esto no debería ocurrir, o menos, con motores de arquitectura más moderna.
  • Por el contrario, y gracias a ese motor poco potente pero con el par de un tractor, el desgaste de los neumáticos es mínimo. El clima con que me encontré, muy húmedo, también tuvo su influencia en el escaso desgaste de mis neumáticos.
 LA DOLOROSA:
  1. Gasolina: 1020,12 euros. En Noruega tiene un precio prohibitivo. Nadie diría que la sacan a mansalva del Mar del Norte. Por suerte, esta w800 gasta como un mechero en carretera. En autopista es otro cantar.
  2. Hoteles: 3415,02 euros. Sin duda, la parte del león. Los hoteles noruegos (y tambien los suecos) son bastante caros, siempre por encima, y a veces bastante, de los 100 euros. A su favor, su calidad suele ser bastante alta. De nuevo, el clima lluvioso que me acompañó gran parte del viaje es en cierto modo culpable. Al terminar el día, una ducha caliente y una buena cena se me hacían más apetecibles que montar la tienda en cualquier lugar húmedo y cenar leche con galletas (en Noruega la acampada libre se permite si es sólo por una noche). Sólo en Lofoten pude disfrutar de ese privilegio, que recomiendo encarecidamente probar algún día. Como opción más económica, están las cabañas de los camping, que utilicé bastantes veces. Nunca reservé nada, porque vivía al día. Tal vez si hubiese buscado y reservado los hoteles más económicos con anticipación hubiera reducido algo la partida dedicada a esto, pero en mi opinión, tanta planificación limita los movimientos. Con el impredecible clima y estado de las carreteras y demás, puedes verte obligado a realizar sobreesfuerzos para llegar al hotel reservado que potencialmente sean peligrosos. La sensación de libertad que da la moto se multiplica por mucho si haces lo que te da la gana cuando te da la gana, aunque algún día las cosas no salgan del todo bien.
  3. Comida: 953,06 euros. Si pretendes comer de restaurantes, las enormes distancias del norte, tanto en tiempo como en espacio, te pueden poner difícil lo de llevar un horario regular. Además, son muy caros en general. Como no soy muy exigente, aunque algún gustazo me di de vez en cuando, la opción de comer perritos calientes en la gasolinera o comprar cualquier cosa en sus supermercados (todas, casi sin excepción, ofrecen estos servicios) era suficiente para mi, con lo que me permitía recortar mucho esta parte del gasto. Mi comida fuerte del día era siempre el desayuno del hotel, generalmente del tipo self service, en que me ponía morado casi para todo el día.
  4. Autopistas y Ferrys: 347,77 euros. Inevitable si quieres llegar a Escandinavia con tiempo. Una vez en Noruega, en según que carreteras puede no existir más opción que tomar un ferry para continuar el viaje. Con lluvia, se agradece el café calentito del bar del ferry. Ojo, que fue el único sitio en donde no pude pagar con tarjeta, sólo con coronas. Nunca reservé ni consulté el horario de los ferrys, tuve con ellos una suerte sobrenatural. Recomiendo algo más de previsión en este aspecto, pues a veces me fue de 5 minutos el no quedarme tirado en medio de ninguna parte hasta el día siguiente.
  5. Otros: 703,48. Aquí se incluye un poco de todo: entradas a museos, observación de cetáceos, recuerdos para la familia, aceite para la moto, etc.
En total, han sido 6439,45 euros en 34 días, lo que arroja 189,40 euros por día. Más o menos, me cuadra con la percepción de gasto diario que tuve durante el viaje.

LA MOTO:

Sólo puedo decir maravillas sobre esta kawasaki w800. ¿Preparada para un viaje así? No, pero si hay que ir, se va.  ¿Rápida? No, pero fuimos de viaje, no de carreras. ¿Cómoda? Pues tampoco... al menos al principio. Tras los primeros días, me sentía tan acoplado a ella que parecía un centauro mecánico. Al final la sentía comodísima. Podía hacer, como de hecho hice en mi última etapa, 1500 km de una tacada sin sentir un excesivo cansancio. Además, su pequeño depósito sólo le da una autonomía cercana a los 200 km,  por lo que te obliga a ir parando. Así,  nunca llegaba a vencerme el cansancio antes de que se agotara la gasolina. Al final, su poca autonomía resultó ser una ventaja.
Si es verdad que me gastó mucho aceite atravesando Europa por autopista. Me pilló por sorpresa en Dinamarca, casi dejo el motor seco, pues por kilometraje debía tener aceite de sobra, pero es el precio a pagar por un motor "vintage". Una vez en las reviradas y estrechas carreteras noruegas, todo se normalizó.
El único extra que le puse fue el cargador de coche y una pantalla contra el viento de Acerbis. No muy útil en autopista por las turbulencias, aunque en estas motos en que vas "al viento", a partir de 120 km/h vas siempre metido en un huracán, acabas agotado. Es lo que hay.
¿Problemas? Cero patatero. En cuanto a la mecánica, no tuve ni uno. Es un motor que funciona a bajas revoluciones, va sobrado de par y me sobrevivirá seguro. Sólo tuve un problema eléctrico que me dejó tirado en la taiga sueca, más sólo que un uno y rodeado por millones de mosquitos. Resultó ser a causa de una chapuza mía cuando instalé antes de salir un mechero de coche en donde enchufar el GPS. Tras el susto inicial y cierta angustia por no saber qué pasaba, fue fácil de recomponer.
Esta moto es baja y sin carenar, la sensación es de que vas pegado a la carretera sobrevolándola en vuelo rasante, es siempre de "ir en moto", en libertad absoluta. Nunca he tenido esas sensaciones con mi otra moto, una maxi trail (por otra parte fantástica para viajar) pero me parece que voy encerrado en un cockpit de una nave de la guerra de las galaxias. Cuando quiero sentirme yendo en moto, me agarro la w800 otra vez. Por eso no he podido venderla.
Una mención especial para los neumáticos. En lugar de montar los preciosos neumáticos con dibujo "vintage" que vienen de serie en este modelo, pero que se desgastan de manera bastante irregular y suelen "cuadrarse" bastante pronto, opté por unos Michelin Pilot Activ de los que sólo puedo hablar maravillas. Su grip en cualquier condición meteorológica es excepcional, doy fe de ello porque me salvaron el pellejo en una frenada de esas de "o-la-freno-o-me-mato", con la moto cargada como un yak en día de mercado y con lluvia. Con ellos fuí, volví, y encima les hice varios cientos de kilómetros una vez en casa. Los cambié por aburrimiento. Sé de gente con maxitrails o otras motos de carretera que han tenido que cambiar neumáticos a medio viaje. También es verdad que este motor trata muy bien a los neumáticos, nada de dejar 5 euros de goma en cada arrancada.
He hecho otros viajes con mi maxi trail, sólo y acompañado. Es una gran moto, qué duda cabe, pero nadie se me acerca a decirme nada. Con la kawa, todo el mundo venía a verla y a hablar con el loco que se iba al Cabo Norte con una w800.

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